jueves, 25 de abril de 2013

Sintiendo la kresala en las atalayas de Urdaibai (Vizcaya)


Acantilado en Ogoño (Vizcaya) © Domènec Ribes i Mateu

Kresala esaten deutsagu Bizkaian ur gaziari. Badakit obeto legokela Gezala esatea, 
baña parkatuko al deustie euskerazale jakintsuak arrantzalien aotik artu dodan 
lez ipinten badot izen ori liburutxu onen buruaurrean.

[En Vizcaya llamamos kresala al agua salada. Sé que es mejor decir gezala, pero ya me perdonaréis
los vascos ilustrados porque he tomado esta palabra de los pescadores, 
y si pongo este título es por este motivo.]

Kresala, Domingo Agirre


Kresala es una palabra intraducible del euskera. Literalmente significa 'salitre', pero para un vasco, y sobre todo para un vizcaíno, esta palabra tiene unas connotaciones que vinculan al hombre y el mar. Sería el flujo de ida y vuelta que se establece entre el mar y la tierra: todo va a la mar y todo vuelve constantemente en forma de sosiego y serenidad.

Esta misma serenidad, esta kresala, se puede percibir en todas partes. Incluso si nos alejamos un poco de la primera línea de la costa, hacia los múltiples valles recónditos del interior, podremos sentir esta presencia marina.

A pesar de ser la provincia más industrializada y más densamente poblada, Vizcaya esconde tesoros paisajísticos de gran valor estético y cultural. Lejos del gran corredor interior repleto de vías de comunicación y grandes polígonos industriales, se encuentra la pequeña comarca de Busturialdea, con Gernika como núcleo más importante.

Esta pequeña región incluye Urdaibai, una zona declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1984. Se trata de un gran estuario natural formado en la desembocadura del río Oka.

Lo que hace especial a esta comarca es la simbiosis que se crea entre el mar y la montaña, entre el azul intenso del Cantábrico y el verde oscuro de los encinares. Acantilados cerca de la costa y pequeños cerros boscosos conviven con la influencia de un mar que ha traído la vida y la muerte a generaciones de vascos. Aquí la kresala es omnipresente.

Si os gusta la montaña, las buenas vistas y, además, queréis captar ese sentimiento tan arraigado entre los vizcaínos, proponemos aquí un recorrido por algunas de las atalayas que vigilan siempre el mar Cantábrico desde Urdaibai. Podríamos trazar una línea imaginaria que recorrería la ribera derecha de Urdaibai a través de sus elevaciones más conocidas: Atxurkulu, Atxarre, Marua, Burretxagana, Itzagorta, Ereñozar, Bustarrigane...

Este es el viaje fotográfico que haremos por cuatro atalayas de esta fantástica tierra: de los acantilados al borde del abismo del cabo Ogoño al puesto de mando del general Franco en Bizkaigane durante la Batalla de Bilbao, pasando por el discreto Atxarre y el telúrico y misterioso Ereñozar.

Cabo Ogoño y Atxurkulu: el recuerdo de los viejos balleneros vascos

Ogoño es una de las atalayas más conocidas de la costa vizcaína y antiguamente era utilizada por los vecinos de la comarca para avistar ballenas. La excepcional altura de este promontorio, que cae a plomo sobre el mar Cantábrico, era un mirador excelente desde el que se podían divisar los cetáceos que frecuentaban estas frías aguas. Se llega desde Elantxobe y pasando por la cima de Atxurkulu, para luego continuar hasta el extremo del cabo Ogoño. Hay que seguir las señales del PR BI-65 que nos llevan hasta el caserío Olaeta Barrenengoa.

Ir al cabo Ogoño también nos adentra en el encinar cantábrico, protegido por la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Tanto desde Atxurkulu como desde el extremo de Ogoño las vistas son espectaculares: la playa de Laga, la isla de Izaro, la ría de Mundaka, las cumbres de Sollube, Oiz, Anboto, etc. A nuestros pies queda el pueblo de Elantxobe, que se formó en el siglo XVI por pescadores de Ibarrangelu. Su época dorada fue en el siglo XIX, cuando hubo hasta siete fábricas de escabeche y una de conservas.

Ruta: de Elantxobe al cabo de Ogoño y Atxurkulu

Almiar frente del Cantábrico (Olaeta, Elantxobe) © DRM

Ya no se divisan ballenas desde Ogoño, pero la vista es espectacular © DRM

Atxurkulu (Urdaibai): la montaña partida por medio © DRM

Atxarre: excepcional encinar cantábrico y atalaya de Urdaibai

Atxarre o San Pedro es una modesta cima de 312 m. Forma parte del macizo de Burretxagane y domina todo el estuario donde desemboca el río Oka (en esta parte conocido como "ría de Mundaka" o "ría de Gernika"). En la cima encontramos una pequeña ermita del siglo XV dedicada a San Pedro.

Lo más interesante de esta zona es contemplar el entorno natural formado por un frondoso y extenso encinar cantábrico. Su singularidad reside en el hecho de que quedan muy pocos encinares en toda la cornisa cantábrica, y este es especialmente valioso por su extensión y el buen estado de conservación. Desde Atxarre veremos todo Urdaibai, el cabo Ogoño, el monte Sollube, Gernika, Mundaka y Bermeo, el cabo Matxitxako, etc. De camino hacia la cima también pasaremos por un claro en el bosque llamado Dantzaleku, 'lugar de danza', nombre que hace referencia a los aquelarres que se celebraban en este lugar.

Ruta hasta la cima de Atxarre, pasando por Dantzaleku

La isla de Izaro se funde con el azul del Cantábrico. Vista desde San Pedro de Atxarre (Urdaibai) © DRM

El cabo Ogoño: atalaya de los antiguos balleneros vascos de Urdaibai © DRM

Enmarcando Mundaka desde San Pedro de Atxarre © DRM

Ereñozar: atracción telúrica ancestral en Urdaibai

Esta pequeña cima (448 m) formaría, junto con las cuevas de Santimamiñe y el valle de Oma, un pequeño triángulo de una fuerza telúrica excepcional. No en vano, las evidencias humanas que se han encontrado demuestran que esta zona fue elegida desde muy antiguo como lugar de culto y de inhumación. Quien hoy en día visite este triángulo telúrico con los sentidos bien dispuestos seguro que sentirá la atracción y el pulso de la Naturaleza que los antiguos ancestros ya veneraban.

Se trata de una cima cónica identificable desde toda la ría de Gernika o de Mudaka, la cual recibe varios nombres: Ereñozar, Ereñussare o simplemente San Miguel (por la ermita que hay arriba del todo consagrada a este santo). Se cree que la ermita podría datar del siglo X, pero los restos prehistóricos encontrados en la cueva donde se levanta la ermita hacen pensar que el lugar ya debía tener una dimensión religiosa en el Paleolítico. Las cuevas de Santimamiñe, situadas a los pies de la montaña, también confirman este hecho.

Como tantos otros lugares del País Vasco, este lugar también está cargado de leyendas y creencias, como aquella según la cual a lo largo de la vida se tiene que visitar la ermita al menos tres veces; en caso contrario, será el alma del difunto que deberá hacerlo. Los muertos que visitan la ermita durante la noche provocan la agitación del aire. También se explica que en la cima está enterrado un tesoro y que el agua que cae del tejado tiene propiedades milagrosas.

Hay dos posibles accesos a la cima: desde Santimamiñe (con un desnivel muy pronunciado) o desde el pueblo de Ereño, en la vertiente norte. Este último camino es mucho más relajado, aunque el desnivel es moderado. Se llega por una pista asfaltada hasta casi arriba del todo; de ahí a la cima hay unas escalerillas.

Las vistas sobre la reserva de Urdaibai valen mucho la pena: desde Oiz hasta el mar, y desde Sollube hasta la costa guipuzcoana. A parte de la ermita, en la cima también podremos ver los restos de un castillo del siglo XI y una necrópolis medieval, elementos arqueológicos muy valiosos para entender la ocupación humana de esta parte de Vizcaya.

Ruta: a Ereñozar desde Ereño

La lengua del mar: Gautegiz-Arteaga y la ría de Mundaka © DRM

Bocanada de verde subiendo a Ereñozar © DRM

Protoindustria asilvestrada: antiguo molino de Bolinzulo, en el valle de Oma © DRM

Valle de Oma © DRM

Bizkaigane y la Batalla de Bilbao

Bizkaigane es una pequeña colina en el margen izquierdo de Urdaibai que no llama demasiado la atención, aunque es muy conocido por varios motivos. Algunos historiadores ven el origen de la palabra "Bizkaia" en este lugar.

En la cima se ubica la pequeña ermita de Santa Kurutze y llegar es muy fácil desde la carretera de Errigoiti a Metxika. En este lugar nos sorprenderá encontrar lo que se considera el acebo más grande de toda Vizcaya. El arbusto (ahora ya árbol) se encuentra al lado de la ermita y desconocemos si antiguamente tenía alguna función de carácter ritual.

Desde Bizkaigane se divisa media Vizcaya: de la costa a las cumbres de Oiz, Anboto o Urkiola, pasando por la llanura de Uribealdea y el golfo de Bilbao. Precisamente su posición privilegiada fue aprovechada por el dictador Francisco Franco en la Batalla de Bilbao en junio de 1937, en el que las tropas insurrectas atacaron el llamado Cinturón de Hierro. Franco estableció su puesto de mando en este cerro para dirigir el ataque a la capital vizcaína. Precisamente, los bombardeos de Gernika y de Durango se enmarcan en esta ofensiva contra la República.

El acebo más grande de Vizcaya, en la ermita de Santa Gurutze © DRM

Cuando el Anboto lleva txapela, Mari está en su madriguera. Bizkaigane © DRM

Desde el puesto de mando de Bizkaigane, Franco dirigió la Batalla de Bilbao © DRM



miércoles, 16 de enero de 2013

Enmarcando Cadaqués

Cadaqués enmarcado: panorámica virtual desde Pianc © Domènec Ribes Mateu

El pueblo más oriental de Cataluña y de la Península Ibérica es uno de los más conocidos de la Costa Brava, sobre todo gracias a la estancia de ilustres artistas, escritores y músicos como Salvador Dalí, García Lorca, Picasso, Walt Disney o Josep Pla.

La población se encuentra situada en el cabo de Creus y está aislada del resto del Alt Empordà por las montañas del Pení. Tradicionalmente ha vivido de la pesca y la agricultura (vid y olivos). La comarca se enriqueció a finales del siglo XVIII gracias a la viña, pero poco después se arruinó por culpa de la filoxera. Herencia de esta época de prosperidad son los miles de kilómetros de márgenes de piedra seca esparcidos por todo el municipio y por todo el cabo de Creus.

Barraca de piedra seca cerca de mas Duran © DRM

Camino de monte Ferral o “des Volcà” © DRM

Higos chumbos a punto de comer © DRM
El origen del topónimo Creus es “Quers”, que se entiende como “rocas”. El término “quers”, en catalán, proviene de una raíz muy antigua que se puede encontrar en varios topónimos de Cataluña (como Queralbs, Queralt), pero también en zonas vecinas o más lejanas, como en los Alpes (por ejemplo, el valle del Queyras). Es un topónimo que se encuentra a menudo en regiones de montañas.

La panorámica virtual que podéis ver aquí muestra Cadaqués desde Es Pianc, enmarcado por una de las numerosas esculturas que están esparcidas por toda la villa.

Si queréis conocer el rico patrimonio de piedra seca de Cadaqués puede hacer varias excursiones por los alrededores de la población. También os podéis llegar hasta Portlligat o a las numerosas e idílicas calas que encontraréis por todos lados.


Itinerario excursionista: paisajes de piedra seca en Cadaqués (Alt Empordà)

Itinerario excursionista: el cabo Norfeu, un héroe griego en la Costa Brava

miércoles, 8 de agosto de 2012

Vida plácida junto al río Francolí: mausoleo y villa romana de Centcelles


El mausoleo y la villa romana de Centcelles (en el municipio de Constantí) se encuentra a unos siete kilómetros de la ciudad de Tarragona, muy cerca del río Francolí. Es uno de los monumentos romanos conservados más importantes de los Países Catalanes y de la península Ibérica, con mosaicos de excepcional valor.

El lugar fue ocupado, durante el alto imperio, por una gran villa romana, la cual fue reconstruida completamente en el siglo IV dC; de este periodo también datan las termas romanas. Posteriormente se construyó un mausoleo, el cual fue aprovechado durante la Edad Media como capilla dedicada a San Bartolomé y luego como casa de campo hasta 1958.

La importancia del edificio radica en este mausoleo levantado a mediados del siglo IV. Su cúpula presenta un revestimiento de mosaicos con escenas de caza, representaciones del Antiguo y del Nuevo Testamento, de las cuatro estaciones y de personajes entronizados. Es, en conjunto, un monumento clave de la arquitectura paleocristiana.

Vista de las termas romanas © Domènec Ribes Mateu

El mausoleo y villa romana de Centcelles fue declarado en 1931 monumento histórico y artístico, y actualmente forma parte del Conjunto Arqueológico de Tarraco, reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO.

El edificio que podemos ver hoy día se levanta en un lugar donde antiguamente había habido una villa romana, probablemente desde el siglo II aC. La gran sala de planta circular, conservada íntegramente, fue convertida, ya en época medieval, en una iglesia dedicada a San Bartolomé.

Las construcciones conservadas precariamente que podemos observar en la panorámica del exterior de Centcelles, parcialmente protegidas por una cubierta, constituyen dos conjuntos termales que constan de salas con pequeñas piscinas de agua caliente y fría.


Panorámica de los mosaicos de la sala de la cúpula © DRM

Este es el espacio más emblemático de Centcelles y el que ha dado fama al mausoleo. La cúpula de mosaicos muestra diferentes representaciones, divididas en tres niveles, que hoy día se consideran como una de las representaciones artísticas paleocristianas más importantes de todo el mundo romano:

  • En la franja inferior podemos observar una escena de caza, de la que solo se conservan algunos jefes, entre ellos el del dominus (el propietario o señor) al que posiblemente estaba dedicado el monumento funerario. Aparecen diferentes personajes relacionados con la caza (hombres con redes, jinetes, ayudantes con caballos...) y varios animales (ciervos, perros y un jabalí). También aparece un grupo de edificios que podría ser una villa romana.
  • En la franja central encontramos varias escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento: las figuras de Adán y Eva, el Buen Pastor, el Arca de Noé, la resurrección de Lázaro, la escena en que unos judíos se niegan a adorar el ídolo de Nabucodonosor, Jonás descansando bajo una calabaza, etc.
  • En la franja superior se representan las cuatro estaciones del año con unos personajes que llevan una fruta o una planta típica de la estación que representan. También podemos observar, aunque parcialmente, unas escenas donde aparecen personajes sentados en tronos.


Vista de la sala interior del mausoleo © DRM

La villa romana de Centcelles era un edificio de unos 90 metros de longitud que contenía unas 21 estancias que se alineaban hacia el sur. Posiblemente también había un pórtico, del que hoy día no queda ningún vestigio.

En el interior del edificio encontramos dos estancias de planta central. Una está coronada por una magnífica cúpula decorada con mosaicos, que la hacen única en Cataluña. La otra sala es la que podéis observar en esta panorámica: es un espacio de planta cuadrilobulada que, desgraciadamente, ya no conserva su cubierta original.

¿A quién iba destinado este singular monumento romano? Esta es una de las preguntas que genera más quebraderos de cabeza a los investigadores. La teoría más aceptada es que se trata de una tumba monumental o mausoleo dedicado a un dominus, tal vez un emperador romano o bien algún obispo o miembro de la alta nobleza de la época.

jueves, 26 de abril de 2012

El Pabellón de los Distinguidos de Reus en detalle (o cómo cuidar de pacientes selectos)


El pabellón número 6 del Instituto Pere Mata de Reus (Baix Camp, Tarragona) se conoce como Pabellón de los Distinguidos porque estaba destinado a acoger enfermos mentales de alto poder económico de la burguesía de principios del siglo XX. Quien lo visite verá que los pacientes que lo habitaban podían disfrutar de unos niveles de confortabilidad poco usuales para esa época: radiadores en las habitaciones, colores y decoración pensados para transmitir sensación de placidez y tranquilidad a los pacientes, rejas exteriores robustas pero al mismo tiempo disimuladas y discretas que dejan entrar la luz exterior, etc.

Este edificio, que formaba parte de un complejo más amplio, estaba reservado solo para hombres. Constaba de una planta baja destinaba al ocio (con la sala de música, sala de juegos y comedor) y dos pisos con las habitaciones de los internos.

© Domènec Ribes i Mateu 

El Pabellón de los Distinguidos se erige como un compendio de pequeños detalles que el arquitecto Lluís Domènech i Montaner planificó, ideó y diseñó para hacer la vida de los pacientes más fácil y cómoda.

Por ejemplo, llama la atención la ausencia total de esquinas puntiagudas en todo el recinto con el fin de evitar accidentes entre los pacientes: las escaleras y las barandillas son redondeadas, y los elementos rompibles como cristales son mínimos.

© Domènec Ribes i Mateu  
© Domènec Ribes i Mateu  

También es omnipresente el uso de colores cálidos y de materiales como la madera, que transmiten serenidad y placidez.

En la decoración del pabellón predomina por encima de todo temas vegetales y, en menor medida, de animales. Tratan de ser una alegoría sobre la curación de los enfermos internados. También son bastante frecuentes los símbolos heráldicos catalanes y los temas medievales, sobre todo en la decoración de vidrieras.

© Domènec Ribes i Mateu  
© Domènec Ribes i Mateu  

El Instituto Pere Mata fue creado como una pequeña ciudad (tenía una superficie de unas veinte hectáreas) bajo unos conceptos renovados de urbanismo, ornamentación, materiales y planificación de los espacios. Y los criterios que rigieron la distribución de los espacios fueron los de género, categoría social y tipo de enfermedad.

© Domènec Ribes i Mateu  

Lluís Domènech i Montaner fue capaz de idear un edificio que combinaba de manera perfecta una decoración exquisita propia del modernismo con la preocupación por la seguridad, el confort y la higiene de unos pacientes distinguidos y selectos.

Aquí podéis ver una visita virtual al Pabellón de los Distinguidos del Institut Pere Mata.

Desde 1997 el Pabellón de los Distinguidos forma parte de la Ruta del Modernismo de Reus, y las visitas públicas son gestionadas por el Patronato Municipal de Turismo y Comercio de Reus.

Dirección: Carretera de l’Institut Pere Mata, s / n. Reus

viernes, 9 de marzo de 2012

El arte de la piedra en seco (2): la barraca del Man en la Plana del Alt Camp (Tarragona)

Situada en las Planes del Pont d’Armentera (comarca tarraconense del Alt Camp), en uno de los puntos con mayor concentración por kilómetro cuadrado de construcciones de piedra seca de todo el país, la barraca del Man es una de las más grandes y espectaculares. Quizás no rivaliza en cuanto a belleza y armonía de formas con la barraca del Manilles (la más estilizada, hermosa y bien cuidada de la comarca), pero sus dimensiones, la disposición de sus estancias y los elementos singulares que contiene la hacen especial y única: un suelo empedrado, un pesebre esculpido en el suelo y un sistema de recogida del agua de la lluvia para llenar la cisterna.

Interior de la estancia, con el suelo empedrado

Detalle del comedero
Se trata de una construcción aérea aislada de forma gemela-compuesta, con un tipo de puerta de arco plano. Está compuesta por cuatro estancias: dos en la parte NE que se comunican entre sí, otra en la parte SE y finalmente una pequeña al oeste.

La principal contiene un pesebre y una cisterna, la que comunica con ésta tiene una característica que la hace singular y casi única: tiene todo el suelo empedrado y unas pequeñas aberturas en las paredes para dejar entrar la luz. La estancia de la izquierda tiene otro pesebre para los animales esculpido en la roca madre.

Por último, la pequeña estancia trasera tiene un pequeño banco y una apertura para controlar el paso del agua proveniente del exterior y que permite desviarla hacia la cisterna del campesino o hacia el abrevadero de los animales.

La pared frontal está rematada por un sardinel y en el exterior tiene una escalera para subir a la parte superior. Junto a la barraca hay una antigua era de trillar.

Según la tradición popular, era una de las barracas que tiempo atrás habitaban los carboneros y los pastores que trabajaban para el monasterio vecino de Santes Creus.

Planta de la barraca del Man (© Drac Verd de Sitges)

Cisterna en el interior de la barraca del Man

Panorámica del interior: cisterna, comedero y puerta de acceso a la otra estancia

miércoles, 29 de febrero de 2012

El arte de la piedra en seco (1): la barraca del Manilles en la Plana del Alt Camp (Tarragona)

Visita virtual a la Barraca del Manilles, en la Plana del Alt Camp

La zona de las Planes del Pla de Santa Maria, el Pont d’Armentera y Santes Creus (provincia de Tarragona) es quizás la región de nuestro país que más construcciones de piedra seca concentra por metro cuadrado. Sólo con dar un vistazo a la web Wikipedra y seleccionar esta zona, veréis dibujados en el mapa centenares de barracas y construcciones de piedra seca. 

Interior del aposento del payés 
Tras la restauración que se llevó a cabo durante el 2006 gracias a la Fundación Territori i Paisatge de Caixa Catalunya y el Centro Excursionista de Catalunya, la que se conoce como barraca del Manilles probablemente se haya convertido en una de las construcciones de piedra seca más bellas, no sólo de esta zona sino de toda Catalunya. 

Y no lo decimos porque sí. Esta magnífica barraca presenta un buen número de elementos que la convierten en una construcción especial y diferente: en la parte posterior veréis un gran espacio, excavado en la roca y situado debajo del nivel de tierra de la barraca. Su finalidad es incierta: ¿un aljibe? ¿un escondrijo? Según Manel Tosas, gran conocedor de las construcciones de piedra seca de esta parte del país, se trataría de un espacio donde se guardaban a remojo las portadoras de sulfato de cobre que los payeses usaban para sulfatar las viñas. Sea como sea, es un espacio muy particular que nunca antes había visto en ningún otro lugar. 

Otro elemento curioso de esta barraca son las escaleras exteriores que permiten acceder a la gran terraza superior, donde según se cuenta hay dos escondrijos (yo no los he podido encontrar). Desde aquí arriba tendréis una fabulosa vista de esta parte de las Planes de Santes Creus, con otras construcciones de piedra seca desperdigadas aquí y allá. 

Planta de la Barraca del Manilles (© Drac Verd de Sitges) 

La barraca está compuesta de dos aposentos destinados a separar los animales de las personas. El espacio que ocupaba el payés impresiona por los 4,3 metros de altura de su cúpula. Es un espacio magnífico que contiene una cisterna y diferentes hornacinas. También encontraréis un pequeño espacio empotrado en la pared, que bien podría tratarse de un pequeño establo, un lecho para el payés o simplemente una chimenea. 

Canalón excavado en la roca que conduce a la cisterna 

Comedero y pica del establo 

La construcción es de forma gemela-compuesta y con puerta de arco de medio punto. Aquí podéis ver la panorámica virtual de la barraca del Manilles que hemos preparado para el portal Panorama.cat

El entorno de la barraca está perfectamente conservado gracias al trabajo de Jaume Sendra, el Manilles, el vecino del Pont d’Armentera que actualmente es su propietario.

Tanto la barraca como el entorno estan perfectamente conservados

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Modernismo para distinguidos: visita virtual al Instituto Pere Mata de Reus

Reus puede presumir de tener una de las rutas del modernismo más importantes y completas de nuestro país. Integra obras fundamentales de Pere Caselles, colaborador de Domènech i Montaner, y de Joan Rubió i Bellver, discípulo y colaborador de Antoni Gaudí. Pero de entre todos los arquitectos que dejaron su impronta en la ciudad de Reus destaca Lluís Domènech i Montaner, el cual levantó la Casa Navàs, la Casa Rull, la Casa Gasull y el Pabellón de los Distinguidos del Instituto Pere Mata. 

Es precisamente de esta última construcción que hemos preparado una visita virtual por algunos de sus principales espacios: la sala de juegos, una habitación de un interno, el comedor, la galería vidriada del primer piso y el jardín y la fachada exterior. 

El pabellón empezó a levantarse en el año 1898 y estuvo en funcionamiento durante 80 años. Formaba parte de un complejo más amplio, el Instituto Psiquiátrico Pere Mata. Generalmente se considera que este edificio modernista de Lluís Domènech i Montaner es el precedente del Hospital de Sant Pau de Barcelona.

La Sala de Juegos está situada en la planta baja del Pabellón de los Distinguidos, junto a la Sala de Música y del comedor. Aquí es donde los pacientes jugaban al ajedrez y al billar, elementos que todavía se conservan y que podemos ver.


Justo al lado hay el comedor, donde los pacientes se reunían para hacer sus ágapes, y cuya decoración está dominada por cerámicas y esgrafiados de motivos vegetales. 


La galería vidriada sobre la sala de música muestra algunos elementos decorativos recurrentes del modernismo: temas medievales y símbolos heráldicos catalanes. También podréis observar las rejas de los ventanales y el fino trabajo del forjado cuyo objetivo era dejar entrar el máximo de luz exterior y no dar la sensación de prisión o de lugar recluso.

Cristaleras de la galería sobre la sala de música 

Las fachadas de los pabellones levantados por Domènech i Montaner son de ladrillo visto y están decoradas con cerámica diseñada por Josep Triadó y Lluís Bru i Salelles.

Fachada del Pabellón de los Distinguidos





El primer piso del pabellón contiene las habitaciones de los pacientes. Todas son diferentes y de diferente tamaño, pero comparten los mismos elementos: una cama, una mesita para escribir y un armario que traía incorporado una pica de limpieza; el lavabo se encontraba separado. En la mayoría de ellas también hay una pequeña ventanilla gracias a la cual el paciente se podía comunicar con el personal sanitario que lo cuidaba.

Una habitación de un interno 




Si podéis, visitad esta joya del modernismo catalán que, con toda seguridad, no os dejará indiferentes. En otro apunte os mostraremos muchos detalles que hacen de este "pabellón de los distinguidos" un lugar único e irrepetible.